miércoles, 30 de noviembre de 2011

'Modernización del sector público del Estado'

No han pasado tantos días desde las últimas elecciones a Cortes Generales, pero el sustantivo 'modernización' ya invade cualquier rincón mediático. Incluso, meses antes, ya empezábamos a escuchar esa patética desviación lingüística para hacer referencia a algo que, naturalmente, golpea los oídos de muchos: 'privatización'. Dejemos sobre la mesa que la expresión completa es 'modernización del sector público del Estado'. Una simple palabra en lugar de otra puede llevarnos a interpretaciones muy diferentes, ¡lo que es el idioma! Expresiones como estas ya fueron usadas por el perpetrador de una oleada de privatizaciones en España, Felipe González, y por quien continuó con dicha marea, José María Aznar. Ambos, de una manera u otra, enemigos de lo público.

Los medios que se sitúan en el extremo más derecho y reaccionario de la parrilla criminalizan, una y otra vez, a todos los ciudadanos que día a día mostramos nuestro apoyo y nuestra defensa por lo público, que no es otra cosa que un conglomerado de derechos universales. No obstante, esta criminalización no resulta extraña, pues, aunque con recortes no se consiga nada, más bien, todo lo contrario, la derecha no tiene nada que conseguir: lo tiene todo. Con respecto a esto, el ejemplo más claro y reciente que se me ocurre es la 'propuesta' que hizo ayer Artur Mas, Presidente de la Generalitat de Catalunya: que las rentas altas -habría que considerar qué son para él rentas altas- contraten obligatoriamente un seguro privado. Esto es, cuanto menos, patético. ¿Es que las rentas altas hacen las colas que hacemos otros para que nos atiendan en un centro de salud? ¿Es que no cuentan ya con un seguro privado? En caso de no tenerlo, ¿les costaría algún esfuerzo contratarlo? La respuesta es obvia.

Por otro lado, si viajamos hasta la Comunidad de Madrid, nos encontramos con que ayer se produjo la novena huelga en la enseñanza pública, cuyos profesionales llevan meses siendo perseguidos -sí, han leído bien, perseguidos- por el hecho de defender, como otros miles de ciudadanos, una 'educación pública de todos y para todos'. La gota que ha colmado el vaso ha sido las denuncias que se han interpuesto a muchos por votar el 20N con la #camisetaverde, una prensa sin connotación política alguna. Me pregunto qué habría ocurrido si hubiese votado con una camiseta que llevara bordadas dos gaviotas. Pues bien, la condesa de Murillo y la Consejera de Educación y Empleo -podríamos traducirlo por 'Consejera de Privatización y Desempleo'-, Lucía Figar, han sido las primeras personas en despretigiar la educación pública. A los hechos me remito: desgravaciones fiscales a padres cuyos hijos estudien en colegios privados, beneficios para la enseñanza concertada en detrimento de la pública, cantidades inconcebibles de dinero público a escuelas católicas, etc. Se supone que nuestro Estado es, constitucionalmente, aconfesional. Pero bueno, el 'sentido' de esa Constitución brilla por su ausencia. De todo esto, el PSOE ha querido sacar tajada, aunque parece que sufre un ataque de alzhéimer y ha olvidado que durante sus gobiernos tampoco es que se haya luchado contra la privatización. Fue Felipe González quien dio luz verde a la legalización de los conciertos, o Zapatero quien aprobó la Ley 15/97, que permite la privatización encubierta de otros servicios públicos. Y es que en toda esta oleada de privatizaciones 'encubiertas' se encuentran los máximos representantes de la 'escuela neocon española', como Patricia Botín, que está detrás del programa 'Empieza por Educar', o que ha sido una de las que han abierto la puerta de la educación a la secta neoliberal 'Teach For America'. Esta señora también está detrás de 'Estrategia Universidad 2015', otro plan privatizador con el que se pretende un mayor control de la universidad pública por parte del capital: enseñar a a hacer cosas pero no cómo son las cosas, como bien recalcó José Luis Sampedro. Y a los estudiantes nos queda un largo camino por recorrer, pues ya fracasamos ante la implatación del Proceso de Bolonia, pero esta vez debemos vencer. Al menos parece que la izquierda estudiantil va cobrando fuerza, como el triunfo del CEA con mayoría absoluta en la USAL. También se habla de que en España hay escasez de profesores. No, no la hay; eso es manipulación. Profesores los hay, y muy formados, pero nuestros gobiernos autonómicos prefieren una aula masificada con 40 alumnos o más, a dos aulas de 20 alumnos. Claro, pueden evitar la contratación... Nuestro sistema educativo debe y puede ser mejorable, pero siempre desde la inversión pública. Dirigid la mirada a Cuba y decidme si no es cierto que su sistema educativo nos da más de una bofetada.

En conclusión, es cierto que no solo el sector educativo está siendo víctima del ataque neoliberal, también lo está siendo la sanidad, por ejemplo. No obstante, debemos unirnos y luchar, por mucho que cueste -quien quiere celeste, que le cueste- por nuestros derechos universales, pues sobra decir que los gobiernos prefieren un pueblo inculto, un pueblo sin pensamiento crítico, un pueblo sumiso al pensamiento único y obligatorio. Eso, no se puede tolerar.


De Norte a Sur y de Este a Oeste, ¡la lucha sigue cueste lo que cueste!

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