domingo, 17 de junio de 2012

Grecia, Syriza y KKE


Para empezar, quisiera dejar claro que, por afinidad ideológica, en Grecia votaría al KKE (Partido Comunista de Grecia). Sin embargo, ante la imposibilidad de que se haga con el Gobierno del país, desde aquí apoyo a Syriza sin desprestigiar al KKE. Un pacto entre ambos sería, ante la situación actual de Grecia, la mejor opción; al menos desde mi punto de vista. Pero ese acuerdo parece también imposible.

El 6 de mayo, por primera vez en muchísimo tiempo, los dos partidos mayoritarios de un país europeo no lograron, ni siquiera entre ambos, una mayoría absoluta que les permitiera hacerse con el Gobierno. El ascenso de Syriza hasta la segunda fuerza más votada –en las anteriores elecciones había quedado en quinta posición, incluso por debajo del KKE– les rompió el esquema tradicional que venía repitiéndose durante décadas. Al producirse esta situación, Syriza pidió el apoyo del KKE para la formación de Gobierno, negándose tajantemente a un acuerdo con el PASOK (PSOE griego) y con ND (PP griego). El KKE se negó a esta petición, por lo que fue imposible la formación de Gobierno y han tenido que repetirse hoy las elecciones. Hay que decir, además, que en el conjunto de los diferentes partidos comunistas de Europa, el KKE es digno de respeto y admiración: es un partido de vanguardia capaz de movilizar a una masa de gente superior a la que pueda convocar un sindicato, es pionero en la reivindicación de los derechos de la clase trabajadora y de ser un pilar fundamental en la organización de la lucha social que ha imperado en Grecia durante los últimos años.

Sin embargo, a pesar de esa capacidad reivindicativa y aglutinadora, no ha conseguido recabar gran parte del voto obrero, que ha ido a parar principalmente a Syriza. Es por ello por lo que creo que es necesaria, ya no solo en Grecia, sino en toda Europa, la creación de frentes de izquierdas en los que los partidos comunistas deben ejercer un papel esencial en la organización de la lucha social. La historia demuestra que es imposible romper con este sistema capitalista si antes no se crea un proceso de concienciación que conduzca a dicha ruptura.

Aunque ya he dicho que por afinidad votaría al KKE, expondré por qué apoyo a Syriza.

En primer lugar, porque Syriza es una formación completamente a la izquierda del tradicional partido socialdemócrata PASOK y con altas probabilidades de llegar al poder, destruyendo así el bipartidismo imperante en Grecia, en España y en todos los países de Europa. Es algo que nunca había visto y, ciertamente, me ilusiona tener ahora esa posibilidad. Y todavía me ilusiona más cuando veo que la inmensa mayoría de los medios de (in)comunicación, sujetos a las órdenes del capital español y europeo, vomitan sobre la formación argumentando que su triunfo supondría la hecatombe europea, el caos, un apocalipsis inminente. Desatan su furia advirtiendo de que solo existen dos opciones: por un lado, Europa, su Europa, la Europa de la deuda, los rescates, el chantaje y la extorsión; y, por otro, la Europa del caos.

En segundo lugar, aun no siendo una formación completamente rupturista con el capitalismo, cuenta con un programa que, de cumplirse firmemente, podría ser el inicio de un proceso ilusionante para la clase trabajadora. Y ya no solo de Grecia, sino de España, Portugal y de toda Europa.

En dicho programa se llevan, entre otras cosas, la nacionalización de la banca, la nacionalización de sectores estratégicos (energía, transportes…), la retirada inmediata de los soldados griegos en países extranjeros, la suspensión de las relaciones diplomáticas con el Estado genocida de Israel, la salida de la OTAN o el apoyo a la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, etc.

No obstante, en España, y seguramente en otros países, nos encontramos con un sector que parece controlar la verdad única y absoluta. Hablo de los auténticos, de los verdaderos rojos. Así es como pretenden mostrarse, alegando que Syriza es una formación reformista y no rupturista. Y sí, es cierto y es obvio que existe reformismo. También existe reformismo en Venezuela, y no por eso dejamos de apoyar el proceso revolucionario iniciado por Chávez hace unos años y que, previsiblemente, podrá seguir llevando a cabo. También existe reformismo en Ecuador, y no por eso dejamos de apoyar a Rafael Correa. También es obvio que Cristina Fernández no quiere romper con el capitalismo pero, ¿no apoyamos los comunistas la nacionalización de YPF? Claro que la apoyamos porque consideramos que es positivo para la clase obrera. Ojalá ahora mismo, en España, existiera una formación con la posibilidad de alcanzar el poder con un programa como el de Syriza. ¿No apoyamos los comunistas la salida de la OTAN? ¿No nos oponemos completamente a las intervenciones militares? ¿No abogamos por la creación de un Estado que devuelva a los palestinos lo que Israel lleva décadas arrebatándole? ¿No exigimos la nacionalización de los sectores estratégicos? Yo estoy seguro de que sí. Estoy seguro de todo eso y de mucho más.

Lo que está claro es que lo que en principio puede parecer un programa opaco y confuso, puede suponer el asentamiento de las bases para un proceso revolucionario donde un pueblo profundice cada vez más en el camino hacia la subversión total del sistema que les oprime. Todos sabemos que el paso del capitalismo al socialismo no se produce en tres días, sino a través de un proceso revolucionario y transitorio. Y es aquí donde el KKE puede tomar la última palabra y ser la vanguardia que fuerce a Syriza a la adopción de posturas más radicales y revolucionarias. Un frente, sea de la índole que sea, tiene como fin último la defensa de un objetivo común y quienes lo conforman saben que entre ellos existen diferencias. Ni en Grecia, ni aquí ni en ninguna parte existen dos partidos iguales. Tampoco los había aquí, por ejemplo, cuando el PCE impulsó la política del Frente Popular con el objetivo principal de defender la República que había nacido unos años antes. 

Lo que no podemos hacer es esperar a que un pueblo otorgue una mayoría absoluta, sino luchar en el día a día, que es lo que lleva a la revolución. La vía parlamentaria es eso, una vía, un recurso más por el que canalizar la lucha. Pero, ni de lejos, la única. El comunista tiene la obligación de analizar la situación de la clase a la que defiende, la situación de la clase trabajadora, con el fin de crear conciencia en ella y establecer estrategias que lleven a una emancipación cada vez mayor. Y el pueblo griego, al igual que ha desbancado al PASOK y a ND, sabrá responder con contundencia si Tsipras, líder de Syriza, no cumple con lo que le ha prometido.

Dicho todo esto, como algunos ya habéis hecho, podréis llamarme reformista, también –sin lógica alguna- imperialista pro-OTAN, y otras chorradas más. Lo único que sé es que la situación del pueblo griego no es idónea para esperar sentados a que la revolución estalle de la noche a la mañana, mientras en Grecia ya falta comida hasta en las cárceles, hay niños que se desmayan en los colegios debido a la malnutrición, la tasa de suicidios no hace más que aumentar, o el abandono de niños ha incrementado un 300% en dos años. No sé cómo estará vuestra conciencia, pero la mía está tranquila. 

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