sábado, 6 de octubre de 2012

Venezuela a ocho mil kilómetros


Es obvio que desde la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1998, este se ha convertido en el líder más odiado mundialmente, aunque ese odio hacia su persona, su gobierno y sus políticas se restrinja principalmente a las fronteras norteamericanas y europeas. Esto se ha traducido en unas campañas mediáticas de acoso y derribo contra Venezuela y otros países latinoamericanos que, tomando a Venezuela como ejemplo, han iniciado un camino favorable a la mayoría de su población, y no como hasta algo más de una década, cuando unos sectores reducidos y, básicamente extranjeros, tenían bajo su control la inmensa mayoría de los medios de producción, imponiendo en cada uno de estos países unas políticas neoliberales (las mismas que hoy se imponen en Europa) que solo condujeron al más absoluto desastre. Desastre para la inmensa mayoría de la población, no para sus autores.

Son muchas, muchísimas, las personas que en España no comprenden el gran apoyo popular con el que cuenta Hugo Chávez en Venezuela, y el motivo de ello es, evidentemente, la manipulación constante que ejercen los medios de (in)comunicación. Acostumbran a lanzar titulares sensacionalistas y unos datos falsos que, como no puede ser de otra manera, no están respaldados por ninguna fuente oficial; sino por corresponsales extranjeros, grupos de poder, lobbies de la banca y multinacionales, etc.
           
Pero, sin embargo, el respaldo popular que tiene Chávez lo avalan unos hechos y unos datos reales fácilmente constatables. He aquí algunos de ellos:

  • El gasto social antes de la llegada de Hugo Chávez y, concretamente, entre los años 1988-1998, solo acumulaba el 8% del Producto Interior Bruto; mientras que en la década posterior, entre 1999 y 2010, esa inversión social ascendía al 20% del PIB, o lo que es lo mismo, unos 330.000 millones de dólares.


  • De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, y avalados por el Banco Mundial (institución poco sospechosa de estar a sueldo de Moscú), la pobreza relativa descendió enormemente al 26,7% en 2009, frente a un porcentaje desolador del 69,0% en 1996. En el caso de la pobreza extrema o absoluta, esta se redujo, en el mismo período de tiempo, de un 36,8% a un 7,5%.




  • La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPALC) estableció en su informe de enero de 2012, poco después de su creación, que Venezuela era el país que, junto con Ecuador, había logrado la mayor tasa de reducción de la pobreza entre 1996 y 2010.


  • Según el índice que mide la desigualdad, el índice de Gini, Venezuela tiene la tasa más baja de toda América Latina: un 0,4068.


  • La tasa de desempleo, según publica también el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, se sitúa hoy en un 7,9%. En la década anterior a 1998, esa tasa no se situó ningún año por debajo del 15%.


  • En 1998, año de la llegada de Hugo Chávez al gobierno, el Salario Mínimo Interprofesional estaba fijado en 185 dólares. Hoy, supera los 500 dólares. Tan solo este año, el Gobierno venezolano lo ha incrementado un 30%: un 15% en mayo y otro 15% en septiembre. En España, mientras tanto, no se ha incrementado en los últimos tres años. Es más, de acuerdo con la Carta Social Europea (de esa Europa que tanto dicen a la que se deben), ahora no debería ser 641€, sino de 1.030€.


  • En 1998, Venezuela contaba con unos 387.000 beneficiarios del sistema de pensiones. Actualmente, el número de beneficiarios roza los dos millones y con una pensión homologada al salario mínimo: 1.916.618 personas.


  • Debido al increíble aumento del gasto social, el número de docentes se ha multiplicado por cinco, pasando de 65.000 en 1998, a aproximadamente unos 350.000 a día de hoy. Con esto se ha conseguido la erradicación del analfabetismo y un acceso a la educación prácticamente pleno.


  • Mientras en España se ha desahuciado a más de 350.000 familias en cuatro años, y con una acumulación de viviendas vacías que supera los seis millones, en Venezuela, solo durante 2011, se entregaron 146.022 viviendas.


  • Venezuela, junto con Cuba, ha puesto en marcha una misión solidaria (la Misión Milagro), que consiste en otorgar asistencia médica a personas de pocos recursos en todo el continente latinoamericano. Se centra, sobre todo, en patologías oculares, glaucomas, cataratas, etc. Esta misión ha devuelto la visión a 1.143.708 personas. Mientras tanto, España hará en 2013 una inversión en Defensa trece veces superior a la inversión en Sanidad.


  • En contra de lo que cuentan la mayoría de los medios en España, Venezuela cuenta con tan solo 13 canales públicos de televisión, frente 61 que son de titularidad y gestión privadas.


  • El gobierno de Hugo Chávez ha propuesto, durante estos años, diferentes cambios constitucionales. Todos y cada uno de ellos se han sometido a referéndum. Y es más, han sido vinculantes y se ha respetado cada uno de los resultados. Aquí, hace un año, PP y PSOE reformaron una Constitución en tres días sin hacer un referéndum. No obstante, nos cuentan que Rajoy es un demócrata y que Hugo Chávez es un malvado dictador.


  • Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos, ha afirmado que, de 92 procesos electorales, el de Venezuela es el mejor del mundo. Quién iba a decir que un ex presidente de la nación más imperialista y que más guerras ha producido a lo largo y ancho de todo el planeta, diría algo así.


En definitiva, podría seguir aportando decenas de datos más, pero creo que estos son suficientes para hacer comprender el apoyo popular con el que cuenta Hugo Chávez, muy diferente al que, continuamente, pretenden vendernos aquí a través de campañas y propaganda de difamación sostenida y financiada por las mismas élites políticas y, por supuesto, económicas, que acaparaban hasta 1998 todas las riquezas que tiene Venezuela. La Venezuela bolivariana es un ejemplo de admiración e inspiración, y es que el derecho a la propiedad (y con propiedad me refiero a la propiedad de los medios de producción, no a los bienes de consumo) no está, jamás, por encima de la soberanía y el bienestar de un pueblo; en este caso, no está por encima de la dignidad y la valentía del pueblo venezolano. 









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